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Hogares Nuevos España
en la J.M.J.
Este año, entre el 27 de julio y el 3 de agosto 2016, un grupo de 7 jóvenes, entre chicos y chicas y dos matrimonios responsables de hijos, hemos tenido la gran experiencia de participar de la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia. Allí hemos sido acogidos por la parroquia de Zator y convivido con un par de familias de Lascowa (zona de Zator, al oeste de Cracovia) que no sólo nos abrieron las puertas de sus hogares sino también las de su corazón, nos han mimado mucho y nos hemos sentido como en casa. Hemos llevado una vida polaca, con sus comidas, canciones, vida... Y el idioma, nada fácil, no ha sido un freno para compartir la misma Fe en Cristo. En la misma parroquia, hemos podido conocer y compartir catequesis con otros peregrinos de habla hispana: hondureños, colombianos, ecuatorianos....
Como Hogares Nuevos en la JMJ arrancamos con una Eucaristía muy especial en Sucha (Suja como dicen en polaco) con todos los que vinieron del movimiento (el padre Facci, las hermanas Mariana y Cecilia, dos sacerdotes uno mexicano y otro chileno, el padre y la madre de Cecilia y un grupo nutrido de mexicanos y argentinos). Fue un encuentro especial porque tuvimos la oportunidad de conocer a otros hermanos americanos y sentirnos todos, Hogares Nuevos. El Padre Facci nos invitó a plantearnos el sentido de estar allí y qué esperábamos de la JMJ, y también nos animaba a que no perdiéramos la oportunidad de estar atentos al Señor, escuchar su voz, sentir su presencia y sentirnos tocados por ÉL y no ser unos simples turistas que van de un sitio para otro. La convivencia del grupo ha sido buena, muchas ocasiones y tiempos para compartir comunicación (inseguridades, inquietudes, dudas, expectativas..) y vida (oración, diversión, servicio..). En la relación con la juventud te contagias de su entusiasmo, quieren comerse el mundo, conocer gente, sentirse especiales, aunque anden perdidos en la construcción de su identidad.
Un gran regalo, participar en los encuentros (vigilia, eucaristía...) con el Papa Francisco y millones de cristianos, sobre todo jóvenes (el testimonio de fe de algunos de ellos, en medio de la guerra, la persecución, la conversión de sus vidas a Cristo, antes enganchadas al placer o a las adicciones…), han sido una manifestación de fe ante el mundo, que alimenta la esperanza en la juventud. Los que trabajamos y acompañamos a jóvenes, tenemos que saber escucharles y contar con ellos como protagonistas de su propio crecimiento. No es tarea fácil y está llena de contrariedades, pero creer en ellos y amarles como hace Dios Padre Misericordioso con todos, es el camino. “El Señor ha estado grande y estamos alegres “
MªJosé y Gustavo Comunidad hnArmilla. Granada.